Cada vez más, las herencias de fincas agrarias, que son el modelo mayoritario dentro de la transmisión de este tipo de terrenos, se saltan en Castellón una generación y pasan de abuelos a nietos. La razón básica es que el agricultor abandona su actividad a una edad avanzada y los hijos, más que adultos a esas alturas, ya tienen una posición laboral estable y no tienen ningún interés por el campo.

Hasta tal punto suponen el grueso de las operaciones de cambio de titularidad de tierra rústica que, de un total de 7.333 procesos que se registraron en la provincia durante el 2015, el 44%, una cifra de 3.200, se correspondieron a legados, lo que representa en torno a 300 cada mes. En segundo lugar, se sitúan las compraventas, que sumaron 1.498; el capítulo de otros absorbe 1.403; le siguen las donaciones, con 754 y, por último, las permutas, que ascienden a solamente 28.

El secretario general de Fepac-Asaja en Castellón, Doménec Nàcher, explica que “estamos detectando que, cada vez más, en el mismo acto notarial una finca pasa al hijo y al nieto, porque el objetivo es que sea propiedad de este último y, de este modo, se puede acoger a la reducción del 95% del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales”.

En el fondo de la operación se encuentra, como indica Nàcher, el hecho de que las nuevas generaciones tienen menos opciones de encontrar trabajo y hay más posibilidades también de que se dediquen a la actividad agraria que sus padres, que en el momento de la transmisión ya tienen “la vida hecha”, apunta.

petición // El portavoz de los agricultores informa que, para facilitar esta situación que se da en la práctica ha solicitado a la Conselleria de Agricultura que “aplique los mismos descuentos fiscales que se aplican a las herencias de padres a hijos a las que se producen entre abuelos y nietos”, una petición a la que esperan una respuesta en este momento.

En cuanto al hecho de que la mayor parte de los cambios de propiedad se realicen en el campo a través de herencias, el experto considera que “esto va a cambiar a partir de ahora”. En su opinión, “el sector continúa con muchos problemas, pero el interés crece, especialmente por parte de los jóvenes y esto es muy positivo, porque crea expectativas”.

Añade que, además, quienes ahora se hacen cargo de la tierra “son jóvenes con una formación muy alta, que saben gestionar, trabajar con los bancos y que, en general, tienen las ideas muy claras”. H