En pleno estancamiento negociador, tras dos votaciones fallidas, para formar gobierno y evitar nuevas elecciones, en el que prima el y tu más al uso de los partidos, emerge un problema que afecta de manera muy directa al día a día del ciudadano de a pie y que merece una rápida solución por parte de los políticos de turno. Un problema, el de Cercanías, que lleva ya demasiado tiempo causando graves molestias a los miles de usuarios que a diario lo utilizan. En política --en la Administración- todo es importante; pero el político --el gobernante--, debe tener una máxima que no es otra que servir al pueblo -el que le vota-- y hacerle la vida lo más cómoda posible. Y esto, sencillamente, en la línea de Cercanías entre Castellón y Valencia no sucede. Por eso, cualquier iniciativa que se tome al respecto debe estar orientada al interés general de las personas. El socialista Ximo Puig, presidente del Consell, y Pablo Vázquez, presidente de Renfe --que depende del Gobierno del PP--, han abordado algunas medidas a corto plazo que, por el bien común, se espera que se pongan en marcha a la mayor brevedad posible.