«Las universidades están separadas de la actividad empresarial, es como si hablaran un lenguaje distinto... de ahí que hay grandes conocimientos científicos que no son aprovechados, o al menos no en todo su potencial, por el tejido empresarial». Y este es el gran reto que se ha marcado Andrés García Reche, vicepresidente del Consejo de la Innovación de la Comunitat Valenciana, que a su vez tiene ante sí el reto de dirigir la futura Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), el órgano cuya creación está ahora en tramitación en Les Corts y que estará operativo «en el 2017» para encargarse de que «toda la estructura de investigación y tecnológica se oriente hacia el tejido productivo». Y es que, según sus propias palabras, en la Comunitat hay «mucha ciencia», entendida como investigadores y centros de conocimiento e I+D, pero «poca conexión con el tejido empresarial», un panorama que se ha fijado cambiar de rumbo en el horizonte de «tres a cuatro años», «porque ya llevamos 20 años de retraso».

RETO SOCIAL // La intención de García Reche no solo es unir ciencia y empresa, sino que «la política de la Administración también vire hacia la innovación» y, en definitiva, que esa cultura se impregne en el conjunto de la sociedad, como un sistema de funcionamiento y de trabajo global. H