Lo árabe. A imagen y semejanza de la escultura de Maite Saura en la rotonda mora de la avenida del Mar. Cultura castellonense trufada de raíces musulmanas al encuentro de la luz, de las gaiatas y también de la Fête de les lumières, de Lyon, premio Fiestas de Moros d’Alqueria, entregado ayer a Agnes Rouilleault en representación del ayuntamiento lyonés. Fue ayer en el Teatro Principal y en la consagración de la luz, «luz, más luz» como diría Goethe, cuando el pasado congreso magdalenero reivindicó para la Magdalena la leyenda Fiestas de la Luz.

Y es que, destellos y luminarias universales se dieron la mano ayer. Las de Lyon, de origen católico en honor a la Virgen María, de época medieval, y las de Castellón, con orígenes en el medievo y desde la veneración a Santa María de Magdala. María y Myriam de la Pasión de Cristo, unidas en modo Castellón y con un punto de confluencia, la luz, posiblemente cátara.

Moros d’Alqueria que también entregaron el premio de Gastronomía, en la persona de Sandra Pérez Claramonte, y el de Música Instrumento de Banda para Juan Armero Giménez.