El abandono de la citricultura no cesa en el territorio castellonense. Así se desprende de los datos de superficies y producciones de la Conselleria de Agricultura, que señalan que, en solo tres años, del ejercicio 2011 al 2014, la provincia perdió 3.331 hectáreas de clementinas, hasta quedar en la cifra más baja desde que se registran los datos: 31.206 hectáreas.

Eso sí, el abandono de los huertos no está siendo contrarrestado por la plantación de unos cultivos, que hace muy poco parecía que podían suponer la salvación de la agricultura de la Plana. Frutales como el caqui, el granado, el aguacate o el mango, que hace tan solo un par de años se estaban implantando con cierta fuerza --sobre todo en la Plana--, han frenado en seco.

Así lo afirman desde las organizaciones agrarias y los viveros y lo confirman las cifras de la Conselleria: el caqui ha perdido 54 hectáreas en solo un año (un 23% de su extensión) en el territorio castellonense y el granado, aunque ha aumentado su superficie en 10 hectáreas, tan solo suma 23 en toda la provincia.

A este respecto, el director técnico de la Agrupación de viveristas de agrios (Avasa), Francisco Llàtser, corrobora que estos cultivos han sido “un sueño de verano” que se ha difuminado. El responsable de cítricos de la Unió, José Ramón Urbán, confirma que la plantación de estos frutales se ha frenado “mucho”, y el secretario técnico de Fepac-Asaja, Doménec Nàcher, señala que el frenazo ha sido bastante “considerable”.

no cuajan // Este es un comportamiento diferente al que se está produciendo en el conjunto de la Comunitat Valenciana. Los últimos datos del Ministerio de Agricultura, correspondientes al 2015, apuntan a un aumento del cultivo de caqui (+23,6%), del aguacate (+39,8%, con muchísimas hectáreas menos que el anterior, eso sí) y del granado (+8,7%). Y todo en un contexto autonómico marcado, como en Castellón, por la pérdida constatable de superficie de la citricultura.

Los datos del Ministerio también apuntan a un aumento del cultivo de hortalizas en la Comunitat, que en la provincia también se está produciendo, señala Nàcher. Y es que estas permiten a los agricultores obtener “una rentabilidad en solo unos meses”, al contrario que los cultivos leñosos, que tardan años en entrar en producción y dar ingresos.

nuevas direcciones // Pero además hay otros cultivos que se están convirtiendo en auténticas oportunidades para los agricultores. Se trata fundamentalmente de la almendra que, en medio del boom de su consumo que se vive ahora en Asia y Oriente Medio y con una crisis en California debida a la falta de agua, está provocando nuevas plantaciones “en el Alto Palancia, l’Alcalatén y el Baix Maestrat”, señala Nàcher. Urbán también habla de nuevos huertos “en la Plana Alta”.

Y es que la aparición de nuevas variedades, de floración más tardía, que permiten superar los meses críticos de heladas y garantizan una producción más elevada, unido a riegos ocasionales, está motivando que se apueste por “procesos mecanizados desde la poda a la recolección”, manifiesta Llàtser. Así, se están implantando fincas grandes, alguna “con más de 100 hectáreas”, manifiesta a este diario el propio Nàcher.

Debido a todo ello, los viveros tienen listas de espera para aquellos que quieren hacerse con estas nuevas variedades, apunta el director técnico de Avasa. H