Pedro Sánchez abrió ayer una rendija a la posibilidad de un Gobierno progresista, que no llegó a concretar, pero que deslizó en su discurso de rechazo a la investidura de Mariano Rajoy. El secretario general del PSOE comprometió que su partido «estará en la solución» para el desbloqueo de la gobernabilidad. Cuando nadie esperaba que apuntase una salida, Sánchez defendió que existe una alternativa a las terceras elecciones. «Las fuerzas del cambio tenemos una responsabilidad, y si tenemos altura de miras y generosidad, encontraremos una solución», aseveró como fin de su breve discurso, que pronunció sin papeles. De inmediato, sin tiempo apenas de reacción, Pablo Iglesias le relevó en la tribuna de oradores, pero dada la inmediatez del ofrecimiento, no hizo ninguna referencia a explícita a la mano que acababan de tenderle.

Iglesias se declaró en disposición de avanzar en esa vía, aunque se pregunta si Sánchez tiene suficientes apoyos para forjar ese gobierno de izquierdas. «Antonio Hernando [portavoz parlamentario socialista] decía ayer [por el jueves] que nadie en el PSOE quiere un acuerdo con nosotros. Ojalá Pedro Sánchez intente liderar un gobierno alternativo al PP. Nosotros estamos dispuestos», afirmó Iglesias.