El sábado por la noche se celebró en Vinaròs una novillada en clase práctica en la que, al igual que ocurriera en la anterior celebrada por San Juan, el nombre de Joan Marín dejó una puerta abierta a la ilusión y la esperanza. Entonces, sorprendió con un solo quite. Ahora, tuvo la oportunidad frente a un novillo de Daniel Ramos noble y con calidad, de demostrar que Almassora sigue pariendo toreros. Y con arte. Porque en Marín se adivina un torero de personalidad y buen gusto, con esa tendencia de su paisano Varea a hacer el toreo bueno.

Cortó un rabo, pero los trofeos fueron lo de menos. El castellonense Jorge Rivera sacó raza y carácter frente al novillo más complicado del conjunto. Cortó dos orejas, al igual que Alejandro Andreu, de la Escuela Taurina de Zaragoza, que disfrutó con el bravo novillo que abrió plaza, el más completo de los tres de la divisa de Borriol, por transmisión, entrega y bravura. H