Vinaròs apostó. Y ganó. La plaza marinera sirvió de bisagra a los jóvenes toreros de la tierra y el aficionado respondió con su apoyo. Y no defraudaron los toreros. La imagen de Vicente Soler, Varea y la rejoneadora Lea Vicens, saliendo a hombros por la puerta grande, fue la imagen del triunfo de la Fiesta y de una plaza que ha encontrado de nuevo el camino para anclarse como un referente de la provincia. En tiempos donde otras plazas se cierran, que la de Vinaròs luzca con esplendor es una gran victoria. Que se cuelgue los galones quien esté luchando por ello.

Ver a dos toreros de Castellón con condiciones de tener un sitio en la Fiesta es cuanto menos ilusionante. Cada uno con sus armas, entusiasmaron a un público volcado con los de la tierra.

Muy bien jugó los brazos Varea frente a su primero, un toro noblón al que toreó con esa personalidad tan acusada que tiene el de Almassora. Las dos medias, de ensueño. Le faltó fondo al animal, pero tuvo la suficiente nobleza para que Varea toreara con templanza, dejando muletazos que tuvieron sabor y compás. No mató bien y se le escapó el premio. Fue en su segundo donde cortó las dos orejas tras inventarse una faena a más, en la que poco a poco fue metiendo al toro en el canasto y acabó, con lucidez y claridad de ideas, sacando partido del animal. Otra tarde importante de Varea en Vinaròs.

A Vicente Soler se le vio dar un paso adelante. Nervios aparte, caminó por la plaza más pausado y reposado. Abrió plaza un toro tan noble como justo de raza. Salió Vicente Soler a por todas ya desde que se abrió de capa. Arrebatado, variado y decidido con el capote el de Burriana. Bien con las banderillas, midiendo con claridad los terrenos y clavando arriba. Demostró una evolución Soler, tanto con los palos, como después con la muleta. Se mostró inteligente y no atacó a un animal endeble, siempre toreando muy a favor del toro, llegando a relajarse por momentos. Traca final de rodillas y más de cara a la galería. Pero se atascó la espada y perdió el trofeo.

Pero lo amarró frente a su segundo, en el que de nuevo se vio una faena interesante de Soler. Corrió muy bien la mano, en muletazos de mano baja, hasta que se apagó el animal. Mejor sobre la diestra, donde hubo detalles de calidad. Mató bien y se llevó las dos orejas. Antes, de nuevo había estado variado y lucido con capote y banderillas.

Lea Vicens conectó muy bien con el público de Vinaròs, entre los que se encontraban numerosos aficionados franceses que se desplazaron hasta la plaza marinera para ver a su compatriota.

Su primero fue un toro muy aquerenciado en tablas. Lea tuvo que pisar terrenos comprometidos para encelar a un oponente noble pero de escaso fondo. Esta vez, el rejón final no jugó muy a su favor y por eso se le esfumó el ansiado premio.

Dos orejas le cortó a su segundo, cuarto de la tarde, un toro que resultó también parado como el resto de sus hermanos. La emoción que le faltaba al toro la puso la rejoneadora. Echó mano de los recursos y logró extraer una faena meritoria que tuvo calado en el público. Mató a la primera, clave para las dos orejas. H