De doblador de Son Goku de la serie Bola de Drac en la extinta Canal 9 a ermitaño del Termet. Es uno de los rasgos destacados del perfil de Martí Pich, un vila-realense de 52 años que está entre los 10 aspirantes a ser el operario encargado de controlar y mantener en buenas condiciones tanto el paraje del Termet como los edificios municipales existentes en él, incluida la ermita de la patrona de la ciudad, la Mare de Déu de Gràcia.

Pich forma parte de los candidatos que afrontan con mucha ilusión la recta final del proceso de selección que lanzó el Ayuntamiento. En su caso, a día de hoy está trabajando en Almassora, pero con la edad que tiene quiere «mejorar en calidad de vida» y poder estar cerca de los suyos. «Es una gran oportunidad para tener un oficio en contacto con la naturaleza y evitar los desplazamientos», apunta.

MADRE EN EL PARO

Por su parte, trasladarse hasta el paraje vila-realense del Termet no será un impedimento para la única mujer que se postula como ermitaña. Elena Blasco, de 34 años, tiene dos hijos, una niña de 4 años y un niño de uno. Ella está en el paro y espera poder ser la elegida para trabajar en un lugar familiar para ella, a pesar de ser de Castellón, ya que celebró su banquete de boda en el Molí. «Es un sitio especial para mí, me gusta mucho la atención al público, el horario es muy flexible y me permitiría la conciliación familiar. Además, el entorno es muy bonito y permite no trabajar en un espacio cerrado donde no entra la luz del sol y cada día pueden pasar cosas diferentes con toda la actividad que se desarrolla», señala Blasco, que se enteró de la oferta laboral mediante la web municipal tras un día de ardua búsqueda por el Servef y tras inscribirse en una decena de bolsas de empleo.

RECORDAR LA NIÑEZ

Con 39 años, Pedro Arnal busca un trabajo a «medio-largo plazo». También en el paro y con estudios superiores, este vila-realense «de siempre», como se define, ve en la oferta «una posibilidad de desarrollo personal y laboral» en su pueblo «y para el pueblo, en un lugar fantástico» que le trae muchos recuerdos de cuando era niño y adolescente. «Los horarios son buenos y es una oportunidad tras estar mucho tiempo en busca de empleo», explica Arnal.

Junto a ellos, siete finalistas más, de entre 30 y 55 años, esperan ser elegidos ermitaño del Termet, puesto vacante desde el pasado verano. La selección afronta su recta final, tras una prueba de cultura local, la práctica sobre cómo actuar ante problemas --celebrada ayer en la Casa dels Mundina-- y un examen teórico que se realizará los próximos días.