La comunidad musulmana de Vila-real compartió con los vecinos un multitudinario Iftar o ruptura del ayuno, coincidiendo con la recta final del Ramadán. Más de 200 personas participaron en este acto de acercamiento intercultural e interreligioso que se pretende consolidar los próximos años. Entre los asistentes estuvieron el edil de Servicios Sociales y Cooperación, Álvaro Escorihuela; el de Agricultura, Josep Sancho; y el de Tradiciones, Santi Cortells.

«Esperemos que esta propuesta perdure y nos reunamos de ahora en adelante, para que el municipio sea un ejemplo de entendimiento y respeto», explicó Escorihuela. Por su parte, Cortells señaló que «el conocimiento es el mejor camino para mejorar la convivencia, acabar con el distanciamiento, que en muchas ocasiones se deshumaniza, y para vivir en armonía». Ambos coincidieron en agradecer la invitación y ensalzaron esta iniciativa.

La calle Santa Bárbara fue el marco de la celebración, vial en el que se ubica una de las dos mezquitas de la localidad. Allí, los asistentes pudieron conocer esta tradición, así como degustar los platos típicos de estas fechas.

«Me siento orgulloso de que mi ciudad haya dado este paso y sea un ejemplo de tolerancia y respeto», destacó Oussamma El Ayyane, médico y vecino de 28 años. Uno de los momentos más especiales de la velada fue la llamada al rezo, alabada por los presentes a esta experiencia.