El polideportivo Campió Llorens empezó ayer a ser historia, con el inicio de los trabajos físicos de derribo de este pabellón de algo más de 40 años de antigüedad.

Las máquinas hicieron acto de presencia en el lugar, con un recinto totalmente acotado por vallas, para arrancar unas labores que se prolongarán --incluida la redistribución del entorno y que también afectará al párking existente ahora-- durante los meses de verano y que, por tanto, “generarán unas molestias a los vecinos y usuarios de este espacio”, para las que solicitan “paciencia porque redundarán en una mejora importante de este área de la ciudad”, señaló el concejal de Territorio, Emilio Obiol.

En concreto las obras afectan, por el momento, a uno de los laterales del polideportivo, a la espera de solucionar el traslado de las infraestructuras eléctricas ubicadas en él, así como la retirada de la cubierta de uralita.

La junta de gobierno del Ayuntamiento de Vila-real concedió el pasado lunes las dos licencias que, por un lado, permiten demoler el edificio deportivo y, por otro, llevar a cabo la remodelación del solar resultante y del aparcamiento anexo, lo que supone una inversión que rondará los 140.000 euros y que asumirá el Villarreal CF, tras el acuerdo alcanzado por el club que preside Fernando Roig y el Ayuntamiento liderado por José Benlloch.

Un convenio que se logró porque tanto los responsables del Villarreal CF como los máximos representantes del consistorio “coincidían en que la plaza que tenía que quedar después de tirar el Campió Llorens tenía que ser diáfana, abierta y útil”, como explicó el concejal Obiol. H