La Comunitat de Regants de Vila-real, que en este 2019 está celebrando sus 150 años de existencia, ultima el proceso para devolver a su esplendor las pinturas de su salón de actos, un edificio histórico que data de finales del siglo XIX.

Algo más recientes, aunque atesoran ya 105 años, son los frescos encargados a Joan Bosch i Pons, que ocupan más de 600 m2 entre techo y paredes de este céntrico recinto con motivos y alegorías relacionados con las aguas, la agricultura y la tierra. El paso del tiempo ha hecho mella en las decoraciones y antes de que el deterioro vaya a más, desde el sindicato han decidido actuar.

El secretario de la entidad, Manuel Rubert, explica que, con motivo del centenario, realizaron alguna actuación de protección a pie de sala. «Los techos son muy altos y no se hizo nada, y las obras en edificios anexos a la sede también se dejaron notar», recalca, y señala que hace 40 años se restauró lo «primordial»: «Reformaron el techo para asegurar que no entrara nada por arriba».

NUEVO ALUMBRADO // El colectivo señala que, aprovechando el acondicionamiento de las pinturas, renovarán la iluminación, que también es centenaria. El objetivo es incorporar sistemas más actuales como luces led e instalar focos que puedan poner en valor algunas de las figuras más destacas, como las del Conde de Ribagorza o el rey Pere el Cerimoniós.

Rubert indicó que la restauración de las pinturas y la mejora de la iluminación ya podrían acometerse, pero esperarán hasta la junta general del 27 de febrero para saber «si se apoya la rehabilitación por parte de los comuneros». El coste de la reforma sería bastante elevada y «la situación actual de la agricultura no nos permite asumirlo», indica el secretario, que asegura que la intención es optar a ayudas económicas que faciliten las obras. Colocar un nuevo pavimento, favorecer la accesibilidad o crear un baño acorde a la normativa actual serían algunas de las acciones a realizar en el inmueble que tiene capacidad para unas 200 personas y salida de emergencia.

Con todo, la fase que está asegurada --la pintura y la iluminación-- tiene un coste aproximado de 50.000 euros, de los que 40.000 aportará la Diputación mediante un convenio que, según indicaron desde el gobierno, firmarán a inicio del 2020.