Vila-real reparará con urgencia la calle Ramón y Cajal, entre la avenida la Murà y la plaza Major. Una obra adjudicada a la empresa Alviben por 22.426,54 euros mediante un contrato menor. El edil de Servicios Públicos, Francisco Valverde, indica que se trata de un vial con mucho tráfico, tanto de coches como de furgonetas o camiones de reparto y «la verdad es que cuando se hizo fue un aspecto que no se contempló».

«En este tramo, en vez de poner una buena solera de hormigón que aguantara se acometió como un semipeatonal, con un tráfico normal. El hormigón asienta sobre capa de mortero y de arena que, según los técnicos, se ha agotado enseguida y no es consistente por lo que las lluvias han ido sacando la tierra», explica el edil, quien añade que «cuando eso pasa, desaparece la capa donde se asientan los adoquines, lo que provoca un desnivel peligroso, muy profundo». Ante esta situación, que puede generar problemas de seguridad, «los técnicos consideraron urgente actuar».

La actuación, apunta Valverde, afectará a todo el tramo y el principal cometido es dotar a la calle de una solera fuerte de hormigón en la capa de rodadura. Con todo, todavía hay algunos flecos pendientes, como el cuándo.

«El inicio de las obras debe decirlo el técnico. No sería buena idea, en plenas fiestas navideñas con la Fira, los Reyes..., tener esa calle al aire pero insisto en que será decisión técnica atendiendo a la seguridad, el tráfico, las fechas, el tiempo... No vamos a hacerlo antes o después por la empresa», argumenta el concejal.

Otro de los hándicaps es dirimir si se podrá entrar al párking de la plaza Major. «Será complicado mantener el acceso al párking pero haremos lo posible por compatibilizarlo aunque sea un poco más complejo», defiende Valverde. Y apunta que se está estudiando «si queda un ancho suficiente de rodadura e, incluso, una banda protegida para paso peatones. En caso de no ser así, buscaríamos caminos alternativos».

PIVOTES // Otra de las incógnitas, pero fuera de las obras contratadas, ya que entraría en el mantenimiento de sustitución rutinario, afecta a los pivotes que delimitan las zonas para vehículos y para viandantes. «Si no hay impedimento físico, la gente aparca pero una vez los quitemos valoraremos otro sistema más fáciles de quitar y más complicado de romper porque arreglamos con frecuencia los bolardos actuales, que se fijan al adoquín con unos tacos normales y cualquier golpe los rompe. Estamos muy descontentos con la solución actual», asevera Valverde.