Cientos de vila-realenses recibieron ayer a la patrona de la ciudad, la Mare de Déu de Gràcia, frente al convento de los carmelitas, tal y como viene siendo habitual año tras año. Y lo hicieron expresando su más auténtico fervor, a través de vítores y loas.

Y es que, la Moreneta recorrió ayer, a hombros de sus portadores, los poco más de dos kilómetros que separan la ermita del Termet del casco urbano de Vila-real. Como de costumbre, la recepción contó con una amplia representación de entidades culturales, sociales y religiosas.

Tampoco faltó la corporación municipal, encabezada por el alcalde, José Benlloch; así como la reina de las fiestas, Silvia Cantavella, y las damas de su corte; decenas de sacerdotes; y, como no, los gegants de la ciudad (Pasqualet, Marigracieta, Jaumet y Pinella), que encabezan buena parte de los actos institucionales de los festejos patronales.

DESFILE Y OFRENDA // Tras la multitudinaria recepción de la Mare de Déu de Gràcia, corporación, entidades y vecinos en general acompañaron a la imagen hasta la iglesia arciprestal, donde permanecerá hasta el domingo, 11 de septiembre, día en el que finalizarán los festejos en su honor con la tradicional tornà de la virgen hasta su ermitorio.

Una vez allí, las flores tomaron protagonismo en una ofrenda a la patrona en la que las peñas volvieron a ser el alma mater de un acto en el que festejo tras festejo, la Comissió de Penyes pone todo su empeño para darle la mayor brillantez posible. Más de medio centenar de entidades festivas, además de escuelas infantiles y asociaciones culturales, religiosas y de jubilados completaron el desfile de entrega de flores.

El alcalde, José Benlloch, destacó ayer el trabajo que realiza la Junta de Festes, que se plasma en un programa que suma más de 200 citas festivas. Y ello, pese a que los recortes presupuestarios han dejado con 30.000 euros menos estas fiestas que, el ente que preside José Pascual Colás, ha suplido con “imaginación”. H