La llegada del frío despierta la apetencia de los llamados platos de cuchara. Es la época ideal para gozar de la estrella del invierno en la cocina mediterránea. Aunque con base tradicional, la olla, también conocida como olleta, admite tantas variantes como pueblos tiene la provincia de Castellón y, de hecho, la olla es una variante del popular cocido.

Además de saludable, la olla es muy económica y fácil de elaborar, pues incluye productos de temporada locales y carnes de segunda. Antes de existir la olla exprés, su preparación requería mucho tiempo de cocción. Ahora en 20 o 30 minutos la tenemos lista para llevar a la mesa, con la previsión de poner antes la legumbre a remojo, aunque ahora las legumbres se comercializan también cocidas. Lo ideal es prepararla en la víspera, mejora con el reposo y, además, por su variedad de ingredientes puede ser, desde el punto de vista nutricional, un plato único. Los más puristas somos partidarios de la elaboración a fuego lento como tradicionalmente se hacía.

La olla admite gran variedad de ingredientes: verduras, legumbres, tubérculos, diferentes tipos de carnes, embutidos y huesos. Todos se pueden encontrar en nuestros mercados municipales. También en algunas zonas se le añade arroz, lentejas o ambos.

Podríamos diferenciar dos tipos de ollas: las que se consumen en el interior, más ricas en grasas, y las del litoral, que se caracterizan por ser más ligeras, con más verduras y menos carnes.

Hasta hace poco se elaboraba exclusivamente en el ámbito doméstico, pero ahora es la estrella incluso de jornadas gastronómicas como es el caso de Vila-real, con su popular olleta de la Plana.

Además, cada municipio del interior tiene una olla distinta. Las más conocidas son la olla recapte, la segorbina y la olla churra.