Pocos platos levantan a la vez tantas pasiones y debates como la tortilla de patatas. Más allá incluso de la sempiterna controversia de la cebolla, las divergencias se extienden a la forma de cortar y freír la patata o las preferencias por cocinarla más o menos cuajada. Pero como no todos somos maestros de los fogones, en ocasiones son los errores que cometemos en su preparación los que deslucen el resultado final.

Este miércoles 9 de marzo, día mundial no oficial de la tortilla de patatas, es un buen momento para revisar esos fallos que pueden estropear uno de los grandes iconos de la cocina española:

Elegir mal los ingredientes

Buscamos la mejor tortilla posible, así que los ingredientes importan. Elegir unos huevos frescos, ecológicos o de corral, es fundamental. En cuanto al otro ingrediente básico, la patata, debemos evitar las que desprendan agua al cocinarse, porque tienden a deshacerse o a quedar harinosas. Muchos chefs recomiendan variedades como la Monalisa o la Kennebec.

Freír las patatas a fuego fuerte

El cortado y cocinado de las patatas es uno de los puntos que genera más debate. Pero tanto si optamos por taquitos o por láminas, lo importante es que las patatas queden más confitadas que fritas, lo que se conseguirá en general a fuego medio-bajo.

Freír bien las patatas, una de las claves de una buena tortilla. Shutterstock

No dejar reposar la mezcla

Cuando tengamos listas las patatas, y en su caso la cebolla -se puede hacer aparte de la patata, en función de si la queremos más o menos hecha o caramelizada-, es preferible dejar que se atemperen levemente antes de mezclarlas con el huevo, para que este no se cuaje en exceso. Pero más importante aún es que tras mezclar ambos ingredientes los dejemos reposar durante unos minutos antes de llevarlos a la sartén. Así, las patatas se impregnarán con el huevo, lo que favorecerá que la textura resulte más cremosa.

Elegir la sartén equivocada

Si lo hemos hecho todo bien pero no tenemos una sartén adecuada, todo puede irse al traste. Es esencial que sea antiadherente y que no haya perdido esa propiedad para que la tortilla no se pegue ni se rompa al darle la vuelta. Lo ideal es reservar en la cocina una sartén solo para hacer tortillas. Además, deberá tener el tamaño adecuado. Lo ideal es que la tortilla tenga un cierto grosor. Así será más fácil que cuaje por fuera a la vez que por dentro se mantiene más o menos jugosa -en función de nuestras preferencias-. Si la sartén es demasiado grande para los ingredientes que vamos a utilizar, corremos el riesgo de que nos quede demasiado seca.

Comerla de forma inmediata

Y aún podemos cometer último error cuando al fin tenemos lista la tortilla lista: no es el momento aún de comérsela. Hay que frenar la tentación de la gula y esperar unos minutos. Templada estará mejor, aunque también se puede consumir fría.