Empieza septiembre y Pepi y Manuel cambian de vida. Atrás dejan el que ha sido su modo de vida, y su pasión, en los últimos 13 años, desde que ambos decidieran cambiar radicalmente de ocupación y abandonar sus trabajos relacionados con el azulejo y las ballestas. Este 31 de agosto cerró sus puertas uno de los restaurantes más valorados del Grau de Castelló.

"Nos jubilamos", desvela Pepi Aznar. Ella estaba dispuesta a seguir adelante un poco más con el proyecto de vida que ha sido el gastrobar La Borda, un local que a base de trabajo, platos originales y cercanía con el cliente se ha convertido en estos últimos dos lustros y medio en uno de los preferidos del Grau, tanto para los clientes locales como para los visitantes foráneos, cuyos comentarios en las redes sociales han elevado a La Borda a estar dentro del 'top ten' de los restaurantes de la zona. Así, por ejemplo, en TripAdvisor, una de las plataformas predilectas para buscar experiencias gastronómicas, ocupa la octava posición de los locales mejor puntuados del distrito marítimo de la capital de La Plana.

Imagen del interior de La Borda labordacastellon.es

Su marido, Manuel Cazorla, estaba más convencido de poner fin a su etapa en la hostelería. A sus 67 años, este excomercial cree que ha llegado el momento de disfrutar del merecido descanso. En el camino, el matrimonio y el resto del personal que les ha acompañado en su aventura, con especial mención a las manos mágicas de Isabel Alonso en los fogones, han dejado atrás las dificultades propias de embarcarse en un proyecto nuevo y una pandemia que dejó muchas persianas bajadas por el camino. Ellos resistieron.

Una muestra de algunos de los platos 'estrella' de La Borda labordacastellon.es

La Borda durante este tiempo se ha establecido en un lugar privilegiado en el grupo de restaurantes "de nivel medio-alto" en el Grau. Los platos con la trufa como elemento destacado, los langostinos, la mojama o las gambitas que llegaban al gastrobar procedentes de Isla Cristina (Huelva) o sus famosos montaditos hicieron de La Borda una parada obligada tanto para disfrutar de sus menús de mediodía como de sus cenas. "Todos los días", recalca Pepi, que ya piensa en cómo disfrutará el próximo verano después de 13 estíos consecutivos sin poder tomarse unas vacaciones.

Uno de los famosos montaditos de La Borda labordacastellon.es

¿El futuro? Venta o traspaso

El futuro del negocio tras la jubilación del matrimonio es en estos momentos toda una incógnita. El deseo de Pepi y Manuel es que La Borda continuara su andadura a través de otros emprendedores que cogieran el relevo para mantener una 'marca' con un bien ganado prestigio dentro del espacio gastronómico grauero.

"Si hay alguien interesado en contunuar con el negocio nosotros le podemos proponer dos opciones. Una sería la venta íntegra del negocio, con el local incluido. Otra, un traspaso y un alquiler", explica Pepi, propietaria del local de la calle Alcossebre donde nació La Borda. Por cierto, un nombre también con su intrahistoria.

La historia del nombre

Aunque se pudiera pensar que el nombre con el que se bautizó el restaurante fue elegido porque evoca imágenes del mar, de donde proceden la mayoría de las materias primas sobnre las que se asientan sus platos más conocidos, la razón es mucho más simple y prosaica, como explica Pepi: "Esa misma casa fue la sede de la peña de mi hermano en las fiestas del Grau, 'Tots per la borda'. Y decidimos mantenerlo".