'El juego del calamar: El desafío' (Netflix, desde el miércoles, día 22) es mejor de lo que merece ser. Al fin y al cabo, hablamos de un descarado intento de explotar el fenómeno surcoreano de las series hasta la llegada de esa ansiada segunda temporada. Lo que fue cruel ficción anticapitalista es ahora un 'reality' competitivo en el que se anima a la gente a ser todo lo calculadora posible. Suena inapropiado, y quizá lo sea, pero no menos cierto es que el experimento (social) funciona a la perfección: es telerrealidad de la mejor, un espectáculo acongojante que nos invita a reflexionar sobre el karma mientras encadena tramas adictivas e inteligentes giros de guion. 

En esta producción de las compañías británicas Studio Lambert (la del polémico 'Naked attraction', ese programa de citas con cuerpos desnudos como reclamo) y The Garden, nada menos que 456 personas compiten por un botín de nada menos que 4,56 millones de dólares, el botín más grande en un 'reality' hasta la fecha. 

La fidelidad al imaginario de la serie es total. Cada concursante lleva un chándal verde numerado y ocupa una cama en un inmenso dormitorio con literas de casi diez metros de altura. Hay una gigantesca piñata (cada vez más) llena de billetes. Para pasar de un desafío al siguiente, los jugadores pueden subir esas coloridas escaleras enredadas al estilo Escher. Y por supuesto, no falta la muñeca mecánica del 'Luz verde, luz roja'. Al contrario que en la serie, pequeño detalle, nadie muere: los perdedores de ese letal 'pollito inglés' caen al suelo en un gesto teatral después de que una bolsa de tinta les explote por debajo de la ropa.

Otros muchos juegos resultan familiares (de cortar formas en galletas a jugar a unas amargas canicas), pero también se añaden otros nuevos y lo que en el concurso llaman 'pruebas de carácter', más psicológicas que físicas y con sede en el gran dormitorio citado. Pruebas que, como se dice en el programa, "obligan a tomar decisiones que normalmente no tomarías". La tortura psicológica es importante.

Personajes interesantes 

También como en la serie, o cualquier variante de 'Gran Hermano' que se precie, empezamos pronto a asistir al desarrollo de alianzas y la depuración de estrategias. Aunque cientos de concursantes parezcan muchos, los productores se las ingenian para extraer relatos fáciles de seguir y para que pronto conozcamos bien a jugadores clave, en parte a través de entrevistas que se intercalan en la acción. 

Imposible no tomar partido, o compararse, o querer alejarse lentamente de alguien a quien, en el fondo, quizá sabemos que nos parecemos. Uno de los jugadores más controvertidos es Bryton, el nº 432, un estudiante de Clemson (Carolina del Sur) erigido en líder de un grupo con la fuerza física como cualidad principal. Sin revelar demasiado, diremos que no hacen mucha gracia a LeAnn Wilcox, antigua editora del 'New York Times' con más interés por la amabilidad y por la empatía. Ha llegado al concurso acompañada por su hijo Trey, uno de los jugadores llamados, quizás, a ser favoritos del público, como el más mayor de todos, Rick, de 69 lozanos años. El paisaje humano es de lo más diverso e incluye desde representación LGBTIQ+ hasta una joven con problemas de audición.

La controversia

Decíamos antes que, en este caso, nadie muere. Pero el pasado enero, algunos antiguos concursantes comentaban al tabloide 'The Sun' que fueron tratados como animales y torturados, en concreto durante la citada prueba 'Luz verde, luz roja', que les obligaba a estar quietos durante horas a temperaturas polares. Al parecer, durante el rodaje en un antiguo hangar de la RAF (Real Fuerza Aérea Británica) se alcanzaron los tres grados bajo cero. "Era como una zona de guerra", se quejaron. "Algunos iban arrastrándose al final. Al menos a uno lo sacaron en camilla".

Pero Netflix y los productores negaron que se cometiera ningún delito en un comunicado publicado por 'Variety': "Aunque hacía mucho frío en el plató –y los participantes iban prevenidos sobre ello– cualquier reclamación por perjuicio serio es falsa". El propio creador de 'El juego del calamar', Hwang Dong-hyuk, ha dado su sello de aprobación al 'reality' y parece agradecido por la atención al detalle en la recreación del universo original. Incluso siente envidia por alguno de los nuevos escenarios, según se puede ver en un vídeo promocional de Netflix. La influencia podría acabar siendo de ida y vuelta. 

Algunos 'cliffhangers' de 'El juego del calamar: El desafío' serán más duros que otros. La primera tanda de episodios, única a la que hemos tenido acceso, consta de cinco seis episodios que se estrenarán de una tacada el miércoles, día 22; para ver los cuatro siguientes, habrá que esperar al siguiente miércoles, y la gran final podrá verse el 6 de diciembre. Para la segunda temporada de la serie madre habrá que esperar todavía más: en rodaje solo desde el pasado julio, llegará como muy pronto a finales de 2024. Hay tiempo para afilar esos alfileres.