Hoy quiero hablar de Torreblanca y de los torreblanquinos ya que como dice el doctor Chimo Almela hay que conocerlos para quererlos. Desde siempre ha sido un pueblo que me ha caído muy bien y en todas las etapas de mi vida siempre lo he tenido presente. Y, de verdad, me duele que cuando se acercan las elecciones el pueblo se transforma en dimes y diretes, que en el fondo dejan la voluntad unánime de un pueblo, que nunca ha sido de izquierdas, en manos de los pocos votantes que tiene ese partido. Lejos han quedado los enfrentamientos de Daniel Ansuátegui y Carlos Fabra y ahí quedan residuos de aquella derrota que, aunque fuera a la tercera, a Daniel le hicieron la cama y hay que reconocer que en Torreblanca. tanto Daniel como Peraire tienen sus fieles incondicionales que, desde siempre, con la misma ideología que los peperos, han ido a la greña. Pediría a los dos bandos, por el bien de todo el pueblo, que olvidéis rencillas infantiles y todos unidos demostréis que, por encima de todo, está vuestro pueblo que en poco tiempo no lo conocerá nadie.