l PP de Castellón cerró ayer filas en torno a Carlos Fabra. Todo un espectáculo de fidelidad que sirve para poco. Porque la solución a todo el asunto no está en adscripciones políticas sino en demostrar que Fabra es inocente y que Vicente Vilar miente más que habla. Y eso no se consigue desde la exaltación del querellado, sino desde la actuación política, con las decisiones internas que deban tomar, por muy duras que sean.

Porque de entrada hay sólo una conclusión. Un personaje como Vilar ha conseguido poner en entredicho al todopoderoso Carlos Fabra. Su papel de guerrero justiciero incluso levanta simpatías. Además, ahora todo el mundo quiere lapidar a Fabra. Los que hace unos meses le daban palmadas en la espalda ahora dicen "tenía que pasar". Cuanta hipocresía.

Hasta el ínclito Carles Mulet se ha sumado a la lapidación. Pues no tenía ganas este personaje, que incluso fue apercibido en Esquerra Unida por su obsesión contra Fabra. Y aún habrá más. Esto va a ser una gota malaya, que puede afectar a muchos aspectos de la política y la economía de Castellón. Ya verán la cantidad de enemigos que le salen ahora a Carlos Fabra.

Por eso hay una hipótesis a manejar. ¿Quién es el beneficiario de que Fabra quede descabalgado del poder en Castellón? ¿Cuál es la mano que mece la cuna? Vaya por delante que estoy seguro que no es el PSOE.