La ministra de Sanidad en funciones, Ana María Pastor Julián (Cubillos del Pan, Zamora, 11-11-1957), protagonizó ayer en Barcelona uno de sus últimos actos oficiales. La dirigente popular estampó su firma en el acuerdo de creación de un centro de medicina regenerativa que investigará en España el desarrollo de la terapia basada en células madre. Una apuesta importante.

A diferencia de sus antecesores Romay y Villalobos, el papel de esta médica de profesión ha sido positivo, como demuestra la aprobación consensuada, en mayo del año pasado, de la ley de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, que pretende "garantizar una atención igual en todas partes". Su gestión en el Gobierno --al que llegó en el 2002 catapultada por Mariano Rajoy, del que fue subsecretaria en Educación, Presidencia e Interior-- la hacían acreedora a más cotas de poder (se habló de una vicepresidencia del Gobierno), si su gran valedor no hubiese sido derrotado el 14-M. No obstante, sigue en pie la posibilidad (también objeto de rumor) de optar a suceder a Manuel Fraga en Galicia, comunidad en la que fijó su residencia como funcionaria de Sanidad.

Amante de la verdad, Pastor dijo tiempo atrás: "La mentira me saca de quicio. No soporto a los mentirosos ni a los manipuladores". Lo que debió sufrir oyendo a sus compañeros Acebes y Zaplana tras la matanza de Madrid, ¿no?