No hay que engañarse. La selección española de fútbol que anoche se estrenó en la Eurocopa de Portugal sólo ha logrado ganar un título en toda su historia: en 1964 frente a la pérfida URSS, en el estadio del Real Madrid y bajo la presidencia del dictador Franco. No es extraño que, en plena conmemoración de los 25 años de paz de aquel régimen siniestro, el goleador Marcelino fuera elevado a los altares de la democracia orgánica. La familia, el municipio y el sindicato que cantan el gol de la victoria unidos permanecen unidos.

Así las cosas, el seleccionador José Ignacio Iñaki (Bilbao, 23-4-1943) dio un curso acelerado de sensatez el otro día al decirle a nuestro compañero Carlos F. Marcote que España no es favorita, porque desde hace 40 años no gana una Eurocopa, desde hace 20 no llega a una final y se ha clasificado para la última fase jugando la repesca. Cierta prensa madrileña, adicta al triunfalismo patriótico, llamará a eso conformismo. Y no, es realismo.

Aunque Sáez no ha entrenado a los clubs más grandes (sólo lo ha hecho con Ath. Bilbao, Las Palmas y Albacete), sí ha demostrado su carácter ganador con las selecciones sub-20 (Mundial) y sub-19 y sub-21 (Eurocopas). Él sabe que su estrella mediática Raúl lleva meses fuera de onda, pero no tiene más remedio que alinearle porque, de lo contrario, la España única no se lo perdonaría.