En El diálogo Oriente-Occidente, uno de los platos fuertes del Fórum, interviene hoy Shirin Ebadi (Hamadan, Irán, 1947), premio Nobel de la Paz el año pasado, primero que le dan a una mujer musulmana. Esta abogada de físico menudo, pero de gigantesco espíritu, fue pionera en la judicatura de su país y presidió la Audiencia de Teherán (1975-1979) hasta que, con la llegada de Jomeini al poder, las féminas fueron vetadas por ser "demasiado emocionales e irracionales" para impartir justicia.

Creyente fervorosa, Ebadi proclama la necesidad de una nueva interpretación de la ley islámica, compatible con los derechos humanos y la democracia: "El islam lo es todo para mí, pero el islam en el que yo creo no es el impuesto por la opresión y la tiranía". Por su lucha ha sufrido la iras de los ayatolás a base de detenciones y libertades condicionales. La mujer y la infancia son sus ejes reivindicativos. En Irán, los hijos son prácticamente propiedad del padre o de la familia paterna, de ahí que Ebadi haya fundado la Asociación de Defensa de los Niños.

Pese a que en 1997 apoyó electoralmente al reformista Jatami, la Madre Coraje del islam sigue siendo el azote del poder. Por eso, cuando le fue concedido el Nobel, el Gobierno iraní quitó importancia al galardón y no citó que lo había logrado disputándoselo al mismísimo papa Juan Pablo II.