Pujol, Bono, Maragall, Fraga... Y ahora Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El presidente de Extremadura --24 años en el poder, seis elecciones consecutivas ganadas-- se retira de la política activa. No se presentará a las próximas elecciones autonómicas, que se celebrarán en el 2007, y tras los comicios renunciará a la secretaría general del PSOE regional. Alega problemas de salud: sufrió un infarto de miocardio en noviembre del año pasado.

Ibarra ha sido un buen presidente para Extremadura. Su comunidad sigue siendo el farolillo rojo de las comunidades autónomas en cuanto a PIB por habitante, pero el controvertido presidente ha creado, gracias a las subvenciones estatales y europeas, una red de prestaciones sociales que compensa, en parte, la baja renta de sus habitantes. Pero los fondos europeos para la agricultura (el tabaco, por ejemplo) y las infraestructuras se acaban, y el nuevo sistema de financiación obligará a los extremeños a depender más de su propio esfuerzo. Esa nueva, y difícil, situación ya no será administrada por él.

El carácter subvencionado de su comunidad ha llevado a su presidente a combatir cualquier intento de reequilibrar el flujo financiero de las comunidades ricas a las pobres. Y lo ha combatido con palabras gruesas, tono destemplado y afirmaciones falsas o injustas. Ibarra ha acusado a los catalanes de insolidarios y egoístas... a pesar de ser del Bar§a.