Los datos no invitan al optimismo. Las estadísticas que manejan los especialistas de las Unidades de Trastornos Alimentarios hablan de que cada año se diagnostican en Castellón casi un centenar de nuevos casos de anorexia y bulimia. Y aunque el perfil mayoritario sigue siendo el de jóvenes entre 15 y 18 años, muchos expertos aseguraban a Mediterráneo que el culto al cuerpo y la obsesión por la delgadez empieza a afectar a mujeres de más de 30 años. Incluso hay pacientes que superan los 50 años.

Detrás de las frías estadísticas se encuentra el drama por el que atraviesan decenas de familias en la provincia. Unos padres que ven cómo su hija --el 90% de las enfermas son mujeres-- se niega a comer, está cada día más delgada y su carácter se vuelve áspero y tremendamente introvertido. Para tratar los casos de anorexia y bulimia existen en la provincia dos hospitales de día, el del Provincial y el centro Previ, de titularidad privada.

Pero más que de medios e infraestructuras, los especialistas hablan de la importancia de la prevención. Y el mejor ámbito de prevención se encuentra en la escuela y en la familia. La Administración tiene la responsabilidad de incrementar las campañas escolares e informar a los adolescentes sobre el riesgo de una mala conducta alimentaria. Pero el núcleo familiar también juega un papel determinante. La anorexia y la bumilia son problemas importantes. Y como tal hay que tratarlos.