Los últimos datos de mortandad en las carreteras españolas han venido a enfriar el optimismo que reinó a principio de verano cuando se hizo balance del primer año completo del sistema de carnet por puntos. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció el 1 de julio que el número de fallecidos en accidentes de tráfico en España había bajado un 14,3% en un año. El carnet por puntos se saldaba con 467 muertos menos que en el mismo periodo del año anterior. Sin duda, un éxito. El ministro pudo afirmar que en las carreteras españolas se corre ahora menos, se lleva más el cinturón y hay menos conductores bebidos al volante. Se trataba de un balance de moderado entusiasmo que podía compartir cualquier persona que transitara por autovías y autopistas.

Pero las dramáticas cifras de este verano hacen que ese nada despreciable porcentaje de reducción de muertos lleve camino de quedarse en mucho menos. Varios accidentes con fallecidos múltiples han enturbiado las estadísticas. Sería, sin embargo, un error no valorar los efectos positivos del carnet por puntos. Un sistema que ha funcionado bien en países de nuestro entorno, pero que aquí se debe perfeccionar. Sobre todo en lo que se refiere a la rapidez de tramitación de las denuncias. Según los últimos datos oficiales, hay 1.655 conductores que han agotado ya su cupo de puntos. Pero Tráfico solo ha podido retirar efectivamente el carnet a 551, un tercio del total.