Querido lector:

Hoy se van a conocer los datos del desempleo que registra la EPA, más reales y si cabe más dramáticos que los facilitados mensualmente por el Ministerio de Trabajo. Y, tal y como avanzaba ayer la secretaria de Estado del ramo, casi como avanzadilla de un desastre, van a ser muy duros.

Esta dureza va a verse con toda su crudeza en Castellón, una de las provincias más afectadas por la crisis en el último año y que va a ver reflejada en estas estadísticas una realidad caracterizada por la finalización de contratos de temporada de verano, por la menor contratación de mano de obra temporera para las campañas agrícolas y por la progresiva pérdida de empleo en la construcción y la industria.

Son, como se puede observar, los cuatro sectores tradicionales claves de la economía castellonense: la construcción, la cerámica, el turismo y la naranja. Y son desgraciadamente los más castigados.

De ahí que sea necesaria la reacción. Una reacción empresarial, una reacción financiera y una reacción del sector público, a fin de generar confianza, expectativas e inversión. Es lo que ha hecho la Pymec castellonense con su decálogo de medidas recomendado a sus asociados del sector del comercio. Es lo que debe hacer la CEC y es lo que deben hacer los gestores públicos.