La prisión comunicada y sin fianza dictada por la jueza Miriam de Rosa Palacio contra Fèlix Millet y Jordi Montull, principales encausados en el caso Palau, da un giro al escándalo y pone de relieve la disparidad de criterios de los jueces a la hora de afrontar situaciones parecidas. Aunque la decisión de la jueza se refiere únicamente a la instrucción abierta por los delitos continuados de tráfico de influencias y apropiación indebida en el conocido como el caso del hotel del Palau, lo cierto es que las mismas razones que han llevado ahora a Millet y Montull a la cárcel hubiesen podido ser invocadas por el juez Juli Solaz en la instrucción del caso Palau. Y si entonces sorprendió la decisión de dejar en libertad a los expoliadores confesos del Palau, hoy tranquiliza saber que la instrucción en curso queda a salvo de los manejos de los encausados.

Lo cual no significa que el jeroglífico del Palau se haya esclarecido un poco más. Al primer sumario y a los trabajos de la comisión que en el Parlamento catalán intenta dilucidar la posible financiación irregular de CiU, debe unirse ahora la actuación de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona en la tramitación para la construcción del hotel.