Querido lector:

Esta semana la clase política castellonense, de forma inusual eso sí, ha sabido ponerse de acuerdo en reivindicar la puesta en marcha de infraestructuras básicas para el desarrollo de nuestra economía.

Lo ha hecho tanto en la Diputación provincial como en los ayuntamientos de Castellón y Benicàssim y en los próximos días también serán suscritos esos pactos/mociones en otros consistorios, como Vila-real.

No crean que ha sido fácil. El PP no quería poner en su punto de mira a la Generalitat gobernada por su mismo partido. Y el PSOE manifestaba la misma reticencia a hacer lo propio con el Gobierno central, de su mismo color político.

Finalmente fruto, eso sí, de la propia estrategia política de cada partido, sin origen de consenso, han llevado a buen puerto unos pactos de mínimos, reivindicativos tanto al Gobierno como al Consell, para que se cumplan inversiones previstas, que por falta de fondos o por los famosos recortes, corren peligro de quedarse en algún cajón, olvidadas y sin previsión de reactivarse.

Así tenemos el AVE Valencia-Castellón, la finalización de la autovía CV-10 entre el aeropuerto y Tarragona, los accesos ferroviarios por el sur al puerto de Castellón o la solución al colapso de la N-340 --fórmula eufemística donde las haya para poder incluirla en la tabla de reivindicaciones--. Cuatro obras básicas que debe financiar el Gobierno del Estado. Y también el desarrollo del TRAM en la capital y en toda la comarca de la Plana, el ramal de acceso sur al puerto por carretera y otras obras autonómicas pendientes que debe solucionar el Consell.

Ha sido, por tanto, la semana de las mociones. No se sabe si servirán para algo, pero sí refuerzan una unidad de criterio que los aludidos deberán tener en cuenta.