Querido lector:

El verano ha sido siempre el periodo preferido por los mentideros políticos para profetizar cambios, remodelaciones, crisis ejecutivas y toda clase de novedades entre la clase gobernante y la no gobernante.

Este verano del 2010 no va a ser menos, sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestra Comunitat está todo en el aire a falta de tan solo ocho meses para las elecciones municipales y autonómicas.

En el Cap i Casal, muy duchos en estas lides ya se dan de bruces para ver si pueden acertar qué supuesta remodelación prepara Francisco Camps para accionar políticamente al Consell --a pesar de que nunca lo ha hecho-- o qué componendas realiza Jorge Alarte para impedir los habituales disensos familiares internos del PSPV en la preparación de listas de candidatos.

La verdad es que los tiempos políticos están muy revueltos debido a muchos factores y todo son dudas. Dudas que afectan sobre todo a los líderes políticos que deben adoptar decisiones en unos tiempos que no están controlando y que, por tanto, pueden sobrepasarles. Ahí tenemos el caso Gürtel, por ejemplo, en el caso del PPCV o la crudeza de la crisis, que está limitando gravemente los mensajes del PSPV.

En Castellón, aunque las idas y venidas de la rumorología en la capital política de la Comunitat parezcan algo lejano no lo son tanto porque, sin duda y como siempre, influirán y mucho. Aunque todavía no.

Carlos Fabra, pendiente de su caso judicial y de su recuperación, hace tiempo que tiene el devenir del PP bien pergeñado, aunque con los posibles condicionantes en cascada del Gürtel. Y Colomer con la duda de sí mismo no puede decidir nada aún en el PSPV provincial. Así que tras el papel de un agosto tranquilo en Castellón, veremos septiembre.