Querido lector:

No hay nada como sentarse cara a cara para dar solución a problemas que en el lugar de afectación --en este caso Castellón-- se enquistan por rivalidad partidista. Así lo demostraron ayer el ministro de Fomento José Blanco y el alcalde de Castellón, Alberto Fabra, a pesar de (o gracias a) los plantes y desplantes que unos y otros han protagonizado en este crucial asunto como es la llegada del AVE a Castellón para el futuro de nuestra provincia.

Era hora de dejarse de estrategias políticas en busca de una mejor posición para la negociación y de ponerse a acordar lo más razonable, en beneficio de los castellonenses, de las posibilidades turísticas de la provincia y de la generación de oportunidad de negocio también para las empresas de Castellón. Y al parecer lo han conseguido.

El ministro se ha comprometido ante el alcalde a agilizar más el plazo de llegada del AVE con el concurso simultáneo de todas las fases de construcción del tramo de alta velocidad entre Valencia y Castellón y en todos los aspectos de las obras, con la finalidad de que la fórmula de financiación público-privada prevista no suponga un retraso en la fecha anunciada del año 2014.

Del mismo modo, Blanco se ha comprometido a estudiar la puesta en marcha de trenes lanzadera entre Castellón y Valencia (reconociendo, claro está, que los trenes que discurrirán a partir del 19 de diciembre entre Castellón y Madrid no son AVE) a fin de que hagan el trayecto en media hora, y no en una hora como si fueran cercanías, con lo cual el viaje con Madrid sería en menos de 2 horas y media, un tiempo que, hasta la llegada del AVE de verdad, permitirá la competitividad de las iniciativas empresariales castellonenses, redundando en beneficio de turistas y viajeros.