Hace 115 años, el ilustre sacerdote castellonense Juan Cardona Vives consiguió que las Escuelas Pías se establecieran en la capital de la Plana. El propio presbítero ofreció su casa, situada en la calle Caballeros, para que el día 8 de noviembre de 1987, se pudieran iniciar las clases. Cardona Vives aportó, asimismo, la cantidad necesaria para que, sobre un solar situado en la fachada oeste de la entonces denominada plaza del Progreso y que ahora conocemos como Plaza de las Escuelas Pías, se pudieran llevar a cabo las obras del nuevo colegio. Durante aquellos años, el arquitecto provincial Manuel Montesinos Arlandis, había llevado a cabo, en numerosos pueblos de la provincia, gran cantidad de proyectos destinados a escuelas. No cabía duda que su experiencia en edificios docentes era notable y Cardona no dudó en encargarle el proyecto de las Escuelas Pías.

En octubre de 1900 se procedió a la inauguración del colegio que, junto con la iglesia de la Trinidad forma uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes de Castellón de la Plana. La personalidad del arquitecto provincial quedó reflejada en el nuevo edificio docente, que disponía de una plana cuadrangular, en la que sobresalían sus patios, al estilo de la mayor parte de las construcciones diseñadas por Manuel Montesinos. El excelente proyecto y la calidad de los materiales empleados han permitido que, después de haber superado el centenar de años, el colegio de las Escuelas Pías siga siendo un edificio singular, referente entre los dedicados a la docencia en nuestra ciudad. Tan solo han sido necesarias algunas pequeñas reformas llevadas a cabo por los arquitectos Tirado Fortuño y Roig Letona para que el edificio proyectado cuando finalizaba el siglo XIX continúe siendo utilizado, con la mayor dignidad, para el uso para el que fue concebido.

Manuel Montesinos Arlandis, a pesar de haber nacido en Valencia, fue sin duda una de las personalidades que permitieron, a mediados del siglo XIX, transformar nuestra antigua población medieval y agrícola en una moderna capital de provincia, tal como requería la propuesta del ministro Javier de Burgos que dio lugar a la posterior Real Orden del 30 de noviembre de 1833, según la cual, Castellón de la Plana se convertía en la capital de la provincia de Castellón.

El arquitecto Montesinos Arlandis estudió en la escuela de Arquitectura de Madrid donde destacó por sus cualidades para poder ejercer tan compleja profesión. Una vez obtenido el título consiguió el puesto de arquitecto de la Diputación, por lo que, la mayor parte de sus obras se encuentran en la comarca de la Plana. Su inspiración, capacidad de trabajo y extraordinaria preparación técnica han permitido a los castellonenses disfrutar de un gran número de edificios tan notables como el de las Escuelas Pías, el Cementerio de San José, la Cárcel Modelo que existía en la Ronda de la Magdalena, la iglesia de la Santísima Trinidad, el Hospital Provincial, la Plaza de Toros de la Avenida Pérez Galdós y numerosas construcciones de propiedad particular.

La importancia de Montesinos no se limitó al ejercicio de su profesión, sino que se integró de tal manera en la vida castellonense que llegó a formar parte, como concejal, en diferentes corporaciones municipales, entre ellas la presidida por el republicano González Chermá. Su etapa política la culminó, como alcalde, en un fructífero mandato que se inició el 4 de marzo de 1871. Desde el Ayuntamiento de Castellón tuvo la oportunidad de participar, muy activamente, en la vida urbanística y cultural de nuestra ciudad; pero siempre se sintió atraído, muy especialmente, por los proyectos de grandes edificios que durante aquellos últimos años del siglo XIX y principios del XX iban posibilitando la transformación más importante que nunca ha tenido la capital de la provincia de Castellón. H