Vivimos un tiempo espeso, duro de digerir. Perder el norte solo fue el principio. Cuando suprimieron Educación para la Ciudadanía no solo caía una asignatura joven. Caía la penúltima esperanza por recuperar el espíritu humanista y la inteligencia crítica de las futuras generaciones.

La forja del talento cívico que nos vacunara contra la decadencia y la corrupción. La educación es una inversión a medio y largo plazo. Pero aquí sí abortaron rápido. Hace mucho tiempo que atravesamos una crisis moral que condiciona todos los ámbitos de la vida.

Lo que nos está pasando con la amenaza del ébola presenta algunos aspectos que merece la pena reflexionar. Un espejo en el que mirarnos. Cada torpeza de los dirigentes deriva en tiempo regalado al miedo. La gestión de la información ha sido y es manifiestamente mejorable. Sin duda habrá tiempo para depurar responsabilidades de todo tipo, pero quisiera poner el acento en lo siguiente. Cuando el presidente Obama lanzó un llamamiento a la Comunidad Internacional para la creación de un fondo de choque contra este virus en territorio africano, el Reino de España respondió con 100.000 euros. Lo que se fundía Blesa y compañía en diez minutos tontos. Nuestro país respondió con la décima parte de lo que se gastó en la logística de la repatriación del misionero que en paz descanse. Lo afirmaba desesperado un alto dirigente de Naciones Unidas la semana pasada: “Cada dólar de hoy serán 20 ó 30 dentro de un mes”. La lentitud, indiferencia, ineficacia o crueldad de los gobiernos occidentales, Rusia, o China, tiene rasgos indecentes.

Ciertamente, somos lo que somos. Aquí nos manifestamos en diferentes capitales por un perro (sin duda un gesto loable) y nunca nos hemos movido por los miles de africanos que llevan tiempo muriendo como chinches. ¿Cuál es el valor de la vida humana? Depende. Soy muy consciente de que no está de moda invertir lejos para que se salven otros. Sé que la solidaridad internacional cuesta dinero y lo fácil para Rajoy fue cargarse el enorme esfuerzo histórico que realizó el presidente Zapatero. Estuvimos en la vanguardia mundial de la cooperación para el desarrollo pero a ese hito moral se le llamó despilfarro.

La historia cabalga a lomos de un caballo furioso que, coceando, maltrata más de la cuenta a quienes intentaron invertir la lógica de un mundo injusto. No sé, pero en medio de la incertidumbre, la decadencia y el miedo, recuerdo con honor aquel propósito de asignatura por la dignidad y la dignidad de unos presupuestos humanitarios. H

*Secretario general del PSPV-PSOE en la provincia y portavoz en la Diputación