En una larga ceremonia de los Oscar de Hollywood que no pasará a la historia sí lo harán dos de sus protagonistas por el tono reivindicativo de sus agradecimientos. Un año después de que su compatriota Alfonso Cuarón ganara el Oscar al mejor director con Gravity, el mexicano Alejandro González Iñárritu repitió premio con Birdman, que también se llevó el de mejor película y fue la triunfadora de la gala. El discurso del cineasta tuvo un sentido recuerdo a todos los mexicanos, a los que siguen en casa -”para que podamos encontrar y construir el Gobierno que nos merecemos”-, y a los espaldas mojadas que se buscan la vida cruzando la frontera. Es de elogiar que una estrella de Hollywood como es Iñárritu se posicionara de esa forma en un escaparate tan glamuroso.

También lo hizo, y de forma más contundente, la extraordinaria Patricia Arquette al recoger su premio como actriz de reparto por Boyhood, en el único galardón del filme. En su agradecimiento reclamó la igualdad de la mujer, en derechos y salarios, tras haber luchado por los derechos de todo el mundo. El aplauso enfervorizado de una ilustre colega, y rival en la ceremonia, como Meryl Streep describe por sí solo el alcance de sus palabras. Y es que los artistas también son ciudadanos, algo que a veces enoja a políticos con escasa cintura.