Hace pocos días, en un debate, un componente de la mesa me preguntó si no me daba vergüenza estar sentada allí representando al Partido Popular con todos los casos de corrupción que habían salido.

Mi respuesta fue contundente: ¡no, ninguna! He sentido vergüenza porque algunas personas han metido la mano en la caja, lo cual condeno y espero que la justicia actúe en todos y en cada uno de los casos con la mayor dureza y rotundidad posible. Ahora bien, ¿cómo me voy a avergonzar de mi partido si en materia de corrupción ha sido el único que ha tomado medidas?

La ley de trasparencia, la reforma del código penal para endurecer las penas, la línea roja del president Fabra que obliga a todos los cargos públicos a ser ejemplares y ahora una nueva media del presidente de la Diputación, Javier Moliner, quien ha impulsado la creación de la primera cátedra de ética pública en España.

Desde el PP se están dando pasos firmes para avanzar en el camino de la participación como eje fundamental que guíe la excelencia en la gestión pública. Es fundamental mejorar la trasparencia democrática para recuperar la confianza de los ciudadanos en la administración y este es precisamente el objetivo de la cátedra que el Partido Popular ha impulsado. ¿Vergüenza? No, más orgullo que nunca por pertenecer a un Partido que el movimiento lo demuestra andando. H

*Directora general de Innovación, Ordenación y Política Lingüística