Con el inicio del nuevo curso escolar, miles alumnos de colegios e institutos están recibiendo la enseñanza de la Religión y Moral católica. También muchos de los alumnos de 2º de Bachillerato han podido optar por la clase religión a última hora, haciendo uso del derecho que les asiste y que les había sido hurtado por la administración. Felicito a los padres que han elegido un año más está asignatura para sus hijos haciendo uso de su derecho fundamental a educar a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas y morales. Es un derecho fundamental reconocido por nuestra Constitución y anterior a la misma.

Además de ejercitar este derecho, los padres, cumplen con su responsabilidad de ser los primeros educadores de sus hijos y del compromiso de educarles en la fe, que libremente asumieron ante la Iglesia y ante sus hijos el día de su bautismo.

Porque la formación religiosa escolar no es un añadido artificial a la formación humana, cultural y técnica. El estudio de la religión en la escuela es un instrumento precioso para que niños, adolescentes y jóvenes crezcan en el conocimiento de todo lo que significa su fe cristiana en diálogo con los saberes en otros campos y asignaturas. Comprenderán que la fe en Dios ilumina las preguntas más profundas que ellos mismos llevan en el corazón y cuál es el sentido último de la existencia humana. Con la clase de religión podrán entender nuestra cultura, cuyos valores y expresiones artísticas hunden sus raíces en el cristianismo, sin el cual es imposible conocer nuestra propia historia y cultura.

En nuestra Diócesis se está llevando a cabo un gran esfuerzo por ofrecer una enseñanza religiosa de calidad, rigurosa y confesional. Porque los padres, al escoger la formación religiosa y moral católica para sus hijos, depositan en la Iglesia católica su confianza para que sus hijos reciban la formación adecuada.

*Obispo de Segorbe-Castellón