Mi querida Carmen, estamos desoladas, muy tristes, deseábamos fuertemente que no emprendieras el viaje, con la esperanza de seguir a tu lado. No imaginábamos que pasara en tan breve espacio de tiempo. Sabía que el libro que estabas acabando iba a llamarse Alegría, porque querías volver a caminar y sentir todos los ciclos, porque habías navegado maravillosamente por el río de la vida, porque querías compartir plenamente la alegría de vivir, porque esa es la clave de todo. «Carmen Alborch ha sido pura luz y la luz no se extingue». Así definió tu partida la maestra Amelia Valcárcel. Es de las mejores frases que he leído estos días.

Querida Carmen, hemos hablado tanto estos últimos meses que resulta difícil compartirlo, escribirlo. Me he alimentado de tu estima, tu luz y calor, tu sonrisa, tus abrazos. Y de todas tus palabras. Rebeldes, sabias, transgresoras, bellas, clarividentes, curativas, audaces, brillantes. Nos has enseñado a ser solas, espléndidamente solas, a ser malas y desobedientes, y a ser intensamente libres. Porque, como dices, siguen existiendo las brechas y los infiernos. Porque la empatía hacia las mujeres debería ser prioritaria. Porque hablamos del techo de cristal pero no olvidamos el suelo pegajoso. Porque el feminismo hermana y mejora la calidad de vida de toda la ciudadanía. Hemos hablado del derecho a la felicidad de las mujeres, de cómo deberían implicarse las instituciones y la sociedad en la necesidad de promover y defender esta felicidad y su bienestar.

Tú, como nadie, has iluminado y humanizado la política, refrescando las ideas y eliminando la caspa, combatiendo el gris de parlamentos y despachos con todos los colores del respeto y la dignidad. Cambiando conservadurismo por modernidad. Y con tu carácter siempre innegociable, demostrando que las mujeres no debemos bajar la mirada ante el poder, ni perder la sonrisa. Porque tu mirada siempre ha ido más allá, no se ha encerrado en la cercanía mediterránea que tanto amas. Tu mirada era universal, global. Eres esa vanguardia y revolución que no todos entienden. Eres una de las mujeres que son imprescindibles en nuestras vidas. «Cada día estoy más convencida de que el profundo secreto de la alegría es la resistencia». Esta reciente frase tuya es una declaración de principios que define el momento que vivimos.

*Periodista