Espero que este año podamos ver por fin la lengua de las mariposas...». La lengua de las mariposas, película de José Luis Cuerda, basada en el cuento de Manuel Rivas, mantiene la dignidad, sabiduría y sensibilidad de ser maestro rural. En este contexto siempre ha existido un Don Gregorio. De hecho, uno de mis hijos, quedó muy impresionado con la película de Cuerda, que veía repetidamente, porque le recordaba a uno de sus maestros de Primaria, en el colegio publico de Morella, Don José, un enorme docente que falleció y marcó para siempre a su pequeño alumnado.

Escribo este artículo escuchando a Javier del Pino en la Ser hablando de la belleza de Morella, el pueblo natal de José Martí Gómez, y de la silla propia que tiene el periodista en el bar Canyero donde su propietaria, Olga Querol, grabó su nombre. Allí se sienta Martí Gómez, bajo el cielo de los Porxes, para seguir el tránsito morellano. Javier del Pino, con estas palabras nos lleva al colegio rural CRA Celumbres de Cinctorres, con un buen reportaje sobre la pedagogía en el mundo rural. Con el título Una escuela para salvar un pueblo, un grupo de docentes, la AMPA y el mismo alumnado ponen en valor la enseñanza en un contexto propio y conectado con la realidad del entorno.

Maestras y maestros salvando escuelas públicas para salvar pueblos. La experiencia pedagógica de enseñar en un pueblo, cercano, humanizado, rodeado de cultura, historia y naturaleza. Niñas y niños de distintas edades conviven y, junto al profesorado, convierten la escuela en un espacio activo y participativo donde aprenden a pensar, compartir, decidir y crecer en valores.

Desde 1986, la población de Els Ports se ha reducido en más de un 24%. En Cinctorres, una campaña municipal ha atraído a dos familias que han salvado la escuela. Los colegios rurales son vitales para combatir la despoblación pero, además, ofrecen una enseñanza de calidad con una metodología de trabajo adaptada a las circunstancias del entorno y no escondida tras los libros de texto. Enseñar para ser libres, para convivir, cooperar, para estimar los pueblos. Enseñar para quedarse. Son la clave de estos colegios rurales que aportan más innovación educativa y social que en las ciudades. Una educación en valores, inclusiva, un ruralismo ilustrado, humanista y con fibra óptica. Porque nada cambia si nada cambias.

*Periodista