Un país paralizado

Los rigores de la canícula parecen asomarnos a un escenario de nuevas elecciones con el justificado enfado de ciudadanos y la desesperación de empresarios y sindicatos que ven cómo no se logra la estabilidad necesaria.

Meses de negociaciones nos han mostrado la incapacidad del candidato Sánchez y un Congreso convertido en zoco de mercaderes mientras más de 3,2 millones de parados esperan que alguien empiece a tomar decisiones. Una parálisis que no trae nada bueno, pero entretiene a quienes esperan un reparto de ministerios en su particular Juego de tronos.

Nadie se pelea como la izquierda, seamos sinceros. De hecho, no descartamos ver a los líderes de PSOE y Unidas Podemos transformados en los hermanos Gallagher. Mientras son incapaces de ponerse en la piel de los ciudadanos, otros no hacemos más que buscar soluciones. Por eso, frente a una política rancia y de vanidades reivindico una honesta al servicio de los vecinos. Mientras Sánchez e Iglesias intentan aclararse, el Ayuntamiento de Onda trabaja y pone en marcha el bus a la UJI y el Sacrificio Cero para animales de compañía, reactiva las obras de la Plaza de la Sinagoga y lanza el programa de Salut a l’Escola, con el que cada colegio dispondrá de un profesional de enfermería. Educación de calidad, ciudad saludable, ayuda a la conciliación familiar y laboral y escuchar a los vecinos y ser capaces de solucionar sus exigencias, son principios de suma importancia.

Entiendo la política como un servicio al ciudadano. No logro entender cómo algunos anteponen sus intereses al futuro de un país. Frente al desgobierno de la izquierda, reivindiquemos la esencia de la política, la que piensa en cómo ayudar a los demás y no a uno mismo.

*Alcaldesa de Onda