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Libertad o tiranía

El encuentro entre Ábalos y la mano derecha de Maduro supondría un giro respecto a Venezuela

El encuentro entre el ministro Ábalos y la mano derecha de Maduro, Delcy Rodríguez, el pasado día 23 de enero solo tiene tres explicaciones: la primera, la de la mera casualidad es suficientemente ridícula como para no perder tiempo en ella -es absolutamente imposible--; la segunda, dada la fama de Ábalos como hombre de confianza de Pedro Sánchez, podría deberse a compromisos inexplicables; y la tercera, la más probable, sería la expresión de las contradicciones que tiene el Gobierno español en relación con Venezuela.

Supondría además, el inicio de un giro de política respecto al país latinoamericano, debido a la presión de Pablo Iglesias y la inestimable y a la vez inexplicable colaboración de Zapatero --a no ser que los millones de dólares de la corrupción de su exembajador, Raúl Morodo, ayuden a explicar muchas cosas--.

El giro político es muy probable, dadas las declaraciones de Pablo Iglesias calificando a Juan Guaidó de un político importante de la oposición. Sus palabras son rotundamente mentira. Iglesias miente en todas y cada una de las palabras que dice sobre el presidente legítimo de la Asamblea venezolana. No es el jefe de la oposición, no le votaron en contra; le impidieron entrar las fuerzas de seguridad en el Parlamento. Las declaraciones de Iglesias son asombrosamente indignas y las pronunció sin mover una ceja. Este es el personaje que tenemos como vicepresidente del Gobierno de España.

Si esto es el cambio de la política diplomática española, estamos ante un tema gravísimo porque esto supone apoyar todos estos regímenes populistas, indigenistas latinoamericanos que piensan cada día en hacer la revolución y que han llevado a sus respectivos países a la miseria y a la falta de libertad.

El presidente del Gobierno tuvo la ocasión de rectificar el lío de Ábalos y de Iglesias recibiendo a Guaidó, pero decidió desmarcarse de lo que sí hicieron sus respectivos homólogos europeos, que eran plenamente conscientes de que lo que está en juego es apoyar la libertad o apoyar la tiranía. Y ahí no valen medias tintas.

Hubiera sido mejor una crisis con Podemos que dejar solos a los luchadores por la libertad en Venezuela. Y a ellos les representa Guaidó. Cuando se tienen dudas, es muy fácil: hay que estar siempre en el lado contrario en el que esté el tirano Maduro.

El sábado 25 de enero tuvo lugar una convocatoria en la Puerta del Sol de Madrid. Esa convocatoria no fue solo para los venezolanos, fue también para los muchísimos madrileños y españoles que están con ellos en cuerpo y alma defendiendo la democracia y la libertad. Se trataba de darles un abrazo y reconocer que los demócratas españoles del centro derecha y del centro izquierda están con ellos sin ninguna duda y sin ninguna fisura. Con ellos, con los que sufren, con los que no tienen libertad, con los que lo están pasando mal.

El PSOE ha olvidado, por completo, que hasta hace poco era heredero de una socialdemocracia ilustrada; la de Olof Palme o Willy Brandt. Eso debería ser un referente para alguien que defiende la libertad, porque la libertad no la representa Nicolás Maduro. Pero el PSOE no pierde ocasión en su deriva populista en aliarse con los enemigos de la libertad, asociándose con las peores tiranías del mundo, solo porque ellos le ponen la etiqueta de progresista. ¡Menudo progreso!

*Portavoz del grupo popular en la Diputación de Castellón

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