CARTA AL DIRECTOR

Incomprensión, tristeza y preocupación son términos que podrían definir el transitorio estado emocional de uno después de leer determinados mensajes volcados en Twitter. Da pena contemplar el elevado grado de toxicidad alcanzado por los productos desprendidos en la combustión súbita o programada de la inquina, una contaminación que circula con fluidez por la red social en forma de amenazas, injurias y deseos de padecimiento hacia otras personas por el único hecho de no compartir el modo de entender, sentir y vivir la vida. Una mano agita enérgicamente la bandera de la libertad y la otra sujeta con firmeza el martillo que golpea la diferencia. H

Alejandro Prieto