El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, es el más claro ejemplo de cómo no se debe gestionar una crisis, ya sea sanitaria, social o económica. El hermanísimo de Francis Puig ha empatado con su jefe, Pedro Sánchez, el de los indultos a los golpistas catalanes en los últimos días; en la incapacidad y falta de reflejos ya no solo para proteger a los ciudadanos del contagio del coronavirus, sino también para garantizar su modo de supervivencia. O sea, los puestos de trabajo.

Han sido muchos los sectores económicos afectados por la pandemia. Prácticamente todos. Pero, sin lugar a dudas, el que más sufrido –y lo sigue haciendo-- es el de la hostelería y el ocio nocturno que necesita toda la ayuda –y la comprensión-- de las administraciones públicas. Y la incoherente política del Consell no ayuda mucho, sino más bien todo lo contrario… Y es que nadie se explica cómo la Generalitat, después de haber eliminado el toque de queda para el conjunto de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, mantiene el decretazo de cierre para la hostelería a la 1 de la madrugada y para el ocio nocturno a las 2 de la madrugada, una situación que incide en la ruina de las empresas y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, pero además es el principal causante de la celebración de macrobotellones y grandes concentraciones de personas…

Y esto no puede ser. Ya va siendo hora de que el Gobierno de Ximo Puig aplique el sentido común a la hora de aprobar decretos, puesto que al eliminar las restricciones horarias a la movilidad, pero obligar a cerrar los locales de hostelería y ocio nocturno, supone expulsar de los espacios que sí tienen a los clientes ordenados y cumpliendo con las normas de seguridad en materia Covid, lo que deriva hacia otras formas de socialización y diversión en los que no se pueden garantizar situaciones como el uso de las mascarillas o la imprescindible distancia de seguridad entre personas.

Y es que son muchos los empresarios que han mostrado a los alcaldes de localidades turísticas tan importantes como Peñíscola, Alcalà de Xivert, Moncofa o Benicàssim, su profundo malestar por la política de Ximo Puig. Todos ellos, alcaldes y empresarios, ven con como las limitaciones para el funcionamiento de los servicios de hostelería y ocio nocturno están frenando --por no decir matando-- la todavía discreta recuperación turística de toda la costa castellonense. Y que mientras ellos sí cumplen con las normas para evitar para evitar el contagio, esas mismas restricciones multiplican los macrobotellones, precisamente a cargo de jóvenes, que son los que ahora mismo están sin recibir ninguna vacuna.

Por eso, desde esta ventana de Mediterráneo, lazamos un nuevo toque de atención a Ximo Puig y le pedimos que escuche al Partido Popular, que deje a un lado los intereses partidistas y que apoye sin reservas a los empresarios del sector de la hostelería y del ocio ya no solo de Castellón, sino de toda la Comunitat Valenciana, y que mañana, 30 de junio, día en que caducan las actuales medidas anticovid, en lugar de renovarlas, deje de una vez por todas de atacar a unos empresarios que generan riqueza y puestos de trabajo. Los empresarios de la hostelería y del ocio nocturno necesitan todo nuestro apoyo. Ya está bien.

Presidenta provincial del Partido Popular de Castellón, diputada provincial y alcaldesa de Vall d’Alba