El cambio climático es un hecho irrefutable, sólo negado por mentes de piedra pómez tales como Trump. La Unión Europea legisla leyes que obligan a los países miembros a llevar a la práctica acciones encaminadas a frenar el calentamiento global, estableciendo políticas respetuosas con el medio ambiente. España es un ejemplo a seguir con la denominada estrategia de Economía Circular objetivo 2030 que establece medidas que protejan el entorno natural y la salud humana, permitiendo reducir el impacto global del uso de recursos con la finalidad de impulsar una economía baja en carbono, con la aspiración de que nuestro país sea neutro en emisiones en 2050. La Generalitat valenciana está implicada con semejante reto y así van de la mano el president Ximo Puig y la consellera Mireia Mollà, mediante el desarrollo del Plan de Residuos de la Comunitat Valenciana aprobado en 2019. Texto en el que tuvo especial influencia el castellonense Joan Piquer, director general de Calidad y Educación Ambiental.

En la senda de la sostenibilidad y la economía circular camina con decisión Ignasi Garcia, concejal de Gestión Integral de Residuos, cuya proyección se antoja prometedora. Castelló, con otros once municipios de la provincia, aspira a la Bandera Verde de Reciclaje, galardón que otorga Ecovidrio. Garcia ha señalado que el reciclado de vidrio va en aumento en la capital de la Plana, acompañado de la labor de concienciación municipal. Una meta en cuyo logro el sector hostelero juega un papel primordial, pues genera más del 50% de envases de vidrio de un solo uso. La hostelería soporta la peor de las secuelas de la maldita pandemia. En este nuevo reto volverá a estar a la altura.

Periodista y escritor