El Periódico Mediterráneo

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Basilio Trilles

BABOR Y ESTRIBOR

Basilio Trilles

Toca Casado

Miguel Ángel Rodríguez (MAR) está en plenitud del ego que lo alimenta. Ahora sí tiene en sus manos a una líder a la que influye con el dulce verbo del castellano viejo. Han tenido que pasar más de dos décadas para resarcirse del fracaso en Moncloa cuando creyó, iluso, que sería el gran valido de Aznar. El expresidente incluso desmintió que la frase «¡Váyase, González!» fuese acuñada por el entonces joven periodista. Pero ahora sí maneja a tutti pleni. Y es que MAR mece la dulce cuna de Isabel Díaz Ayuso y la arrastra por la senda de la egolatría, un pelín pronto. Al tiempo, personalmente legítimo aunque poco deseable para el PP, ambos van recargando los depósitos de ego que, ahora mismo, pueden significar un lastre desestabilizador en la nave política que pilota Pablo Casado. MAR debería saber, y lo sabe, que los riesgos abruman a las posibles ventajas en el anhelo de encumbrar a Díaz Ayuso, más allá del momento y las circunstancias. Hoy toca Casado, lo demás es marear peligrosamente la perdiz.

Pese a MAR, Aguirre y el novio de Cayetana Álvarez de Toledo, el periodista Arcadi Espada, es la hora de Pablo Casado, capitán indiscutible del centro derecha. El brillante mensaje de Casado, cuando la moción de Abascal, es exigible en este instante. En el esperado lleno de la plaza de toros de Valencia, el próximo domingo, culmen de una gira de impulso a la marca PP, tan erosionada por errores imperdonables y la inquisición mediática, solo debe brillar una estrella: Casado. Allí, el líder tiene ocasión de reverdecer lo más granado de Ortega y Gasset, como ya hiciera en el Parlamento, marcando las pautas contra el subjetivismo político con la sabia fórmula del pensador: «Ir a las cosas mismas».

Periodista y escritor

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