El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cristina Fernández

LA CLAVE POLÍTICA

Cristina Fernández

De cruces y cruzados

Hace unos meses escribí un articulo titulado La trinchera infinita, en estas mismas páginas, en el que lamentaba que las heridas de nuestra guerra civil fratricida siguen abiertas. En carne viva. Los mismos bandos, los mismos odios, los mismos rojos y fachas, campan a sus anchas por la actualidad sociopolítica española y provincial. Es realmente triste contemplar que no hemos aprendido nada de tanta sangre derramada, que a poco que rasques en nuestra superficie democrática, afloran el revanchismo y los ajustes de cuentas.

La cruz del Ribalta es el penúltimo ejemplo de ese frentismo rancio y que poco o nada aporta a la sociedad actual. A resolver los problemas que realmente sí preocupan a los ciudadanos como la luz, el gas o la cesta de la compra. La aplicación de la mal llamada ley de memoria democrática, más bien de «revancha predemocrática», ha hecho el resto. Reduciendo el conflicto a buenos y malos, a golpistas y republicanos, como si unos y otros no se hubiesen lanzado salvajemente a matar al contrario. Porque de eso va una guerra, de eliminar al contrario, no de quién prendió o no la mecha. Los rusos matan ucranianos y viceversa, por supuesto que unos iniciaron el conflicto, pero una vez puesto en marcha, la locura no entiende de bandos.

La cruz del Ribalta se erigió en 1947 para honrar a los caídos de un bando, pero posteriormente fue resignificada en 1979 para dedicar el monumento a todas las víctimas de la violencia. Un acuerdo plenario de un gobierno democrático que contó hasta con el voto favorable del Partido Comunista. A todas las víctimas. A las de ETA, a las mujeres asesinadas por violencia de género, a los niños muertos por violencia vicaria. A las de Ucrania, a las del 11-S y 11-M. Tirando la cruz las tiramos también a ellas, a su memoria y su legado. Para eso sirven los símbolos, para mantener vivo el recuerdo de quienes ya no están. ¿Tan difícil es de comprender por los talibanes de la vendetta histórica, los cruzados tiracruces?

Problema de oportunismo

No es un problema de creencias o compromisos democráticos, es un problema de oportunismo y de escurrir el bulto. Compromís necesita avivar la polémica para justificar el sueldo de unos concejales más preocupados por desenterrar muertos que por trabajar para los vivos. Esa es otra, las fosas también son solamente de un bando. No hubo ni un solo asesinato ni ejecuciones en el bando nacional. Ni una «checa», ni un religioso ejecutado cobardemente. Tampoco desaparecidos. Un esperpento y un monumento a la mentira. Ese sí que deberían derribarlo y construir entre todos uno dedicado a la reconciliación y la concordia. Da igual si es una cruz o un globo terráqueo, lo importante es que lo levantemos juntos. De eso se trataba, de unir lo que una guerra dividió para siempre. Yo, desde luego, no me alisté en la democracia para esto.

Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y teniente alcaldesa de Benicàssim

Compartir el artículo

stats