El Periódico Mediterráneo

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Henri Bouché

PUNTO DE VISTA

Henri Bouché

Nada de nada

Gracias. De nada, solemos responder sin pensarlo dos veces. Nada de nada podía haber dicho Hamlet en lugar de «ser o no ser». Y podría recordar el lector el diálogo de Babieca y Rocinante en el Quijote: «Metafísico estáis. Es que no como». Nada, naderías.

De la nada se ha dicho de todo, pues el concepto no es nada fácil aprehenderlo. En mis años mozos tenía que hablar de la nada en el programa que impartía. Y me remontaba a los clásicos, los más clásicos, exponiendo sus argumentos hasta llegar a Heidegger o Sartre o el mismo Einstein o, más recientemente, Mario Bunge --con el que tuve el honor de departir un brevísimo período--, quien decía: «Nada, un concepto ontológico de individuo nulo».

Tema tan abstruso requería un descenso de nivel y, mientras los alumnos musitaban por lo bajo aquello de ¡qué rollo!, yo recurría a una estratagema más o menos inteligible, robada de un polifacético divulgador, Lichtenstein, quien decía que «la nada es como un cuchillo sin mango al que le falta la hoja». Entonces la perplejidad crecía en los alumnos o comenzaban a entender la problemática un poco más. En definitiva, a reflexionar y formar un espíritu crítico. Nunca lo sabremos.

Hoy, desgraciadamente, los recursos oratorios y las figuras retóricas son excesivas, algunas vacuas, se producen repeticiones y demasiadas omisiones. ¿Qué han dicho? Nada, muchas veces, aparte de su contenido, pero también de las aviesas formas de decirlo y el interés ideológico propio del hablante.

Hay, no obstante, es cierto, honrosas excepciones. Gracias, lector. De nada.

Vamos juntos al rincón de pensar.

Profesor

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