Opinión | A FONDO

José Manuel Llaneza, constructor de ilusiones

No hay Villarreal sin Vila-real y no existiría nuestra ciudad, tal y como hoy la conocemos, sin Llaneza

Dicen que es más fácil conseguir algo con tres palabras de afecto que con tres días de lucha. José Manuel Llaneza lo sabía muy bien. Practicaba el afecto y el cariño con la gente cada día. Por eso cosechó tanto cariño y estima. Por eso, Vila-real, la ciudad que ayudó a transformar desde el Villarreal CF y que sintió siempre como su casa, quiso reconocerle como Medalla de Oro.

Hace justo una semana, recibíamos la noticia de su fallecimiento. Mucho se ha escrito y mucho se ha dicho de la grandeza del vicepresidente del Villarreal en estos días. Pero les quiero explicar, desde la admiración y el cariño que le tenía, como un vila-realense más pero también como alcalde, qué ha significado Llaneza para Vila-real.

Llegó al Villarreal en 1993, aunque ya antes había asentado lazos en nuestra ciudad desde el ámbito familiar y en su faceta profesional en el mundo de la cerámica. El más relevante, sin duda, el que le unió a Pascual Font de Mora, por entonces presidente del club. Apenas cuatro años después, Llaneza fue el artífice del que él mismo consideraba su principal fichaje: Fernando Roig.

Juntos, el progreso del Villarreal y de Vila-real ha sido imparable. De un club que peleaba temporada tras temporada por no perder la categoría y regresar a la temida Segunda B a un equipo que se codea con los mejores, campeón de la Europa League y semifinalista de Champions. De una Vila-real que apenas por entonces inauguraba sus primeras dotaciones deportivas, con la apertura del pabellón Bancaja o las piscinas cubiertas, y que no llegaba a los 40.000 habitantes, a una ciudad con corazón de pueblo de más de 51.000 vecinos, con cinco pabellones polideportivos, cinco piscinas, tres ciudades deportivas y 18 campos de fútbol.

Sembrar, sobre todo, cariño e ilusiones

Como todo en la vida, este crecimiento exponencial no es fruto del azar. Ni siquiera en un juego como es el fútbol. José Manuel, junto a Fernando y todo el gran equipo del Villarreal CF, supo sembrar, sobre todo, cariño e ilusiones en un club modesto que, como las gentes de nuestro pueblo, no se resignaba. Las regó y abonó con profesionalización, modernidad, inversiones y una visión de futuro innegables. Y gracias a este trabajo constante, su tesón y su pasión por el fútbol y por el Villarreal, estoy seguro de que todavía está por darnos cosechas aún mejores. Entre ellas, la transformación histórica del Estadio de la Cerámica y de nuestra ciudad que podremos ver en apenas unos meses. Colofón póstumo a la capacidad que Llaneza tuvo siempre de elevar nuestro club y proyectarlo a todo el mundo.

Una pasión colectiva --la il·lusió de tot un poble-- al abrigo de la cual ha ido creciendo y transformándose también nuestra ciudad. Porque no hay Villarreal sin Vila-real y no existiría nuestra ciudad, tal y como hoy la conocemos, sin nuestro club. Sin José Manuel Llaneza.

Perdemos en la tierra a un constructor de afecto e ilusiones. Ganamos a un ángel de la guarda más, que, desde el cielo, junto a nuestros seres queridos, nos animará y dará fuerzas. Como él siempre decía: ¡Endavant Villarreal ¡Endavant Vila-real!

Alcalde de Vila-real

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