Castelló no salió especialmente perjudicado de las muchas guerras internas y externas que acontecieron en la España de los Austrias y además de las enfermedades y pestes que la asolaron. De hecho, en el año 1620 la ciudad cuenta con 4.860 habitantes, cifra que se mantiene, con una escasa variación de 200 habitantes menos, 60 años más tarde y la sitúa en el quinto lugar del reino en población.
La recaudación de impuestos correspondiente al reinado de Carlos II, el último de los Austrias, señala la presencia de dos nuevas parroquias a extramuros: la de Sant Francesc al sur y la de Les Forques, al norte, señal evidente que el aumento del censo había sobrepasado el recinto fortificado. La construcción de casas, muchas ya alineadas como calles, en estas y otras áreas circundantes del perímetro murado, se revela constante, al consultar los libros de la peyta.
Casas señoriales
En el arrabal del norte, el libro de contribuciones revela la existencia del carrer Conills (hoy San José, en atención al nombre del barrio en 1663). Era frecuente que en los antiguos antuixans, o explanadas fuera de la muralla, se edificasen casas señoriales con patio y jardín como la de los Egual, en el área de la actual plaza de la Paz (donde nació la que fuera eximia poetisa María Egual), los Mascarós, los Sisternes, los Feliu, o los Giner y Brunell en el flanco Este.
Si las calamidades no infirieron una sensible merma en el hábitat, tampoco la supusieron en los negocios y producción, que se habían alcanzado desde el siglo anterior.
Cronista oficial de Castelló
