Hace unos días, en la localidad argentina de San Carlos (Córdoba), un padre se encontró el cadáver de su hijo, después de cometer un aparente suicidio. Inmediatamente llamó a emergencias para avisar, pero, nada más llegar el servicio, él mismo sufrió un infarto y murió. Y es que un estrés físico o emocional intenso puede romper, de manera literal, el corazón. El llamado síndrome del corazón roto, cardiomiopatía de Takotsubo o síndrome de abombamiento apical, presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en el pecho y dificultad para respirar.
Este trastorno parece deberse a un aumento en el nivel de hormonas relacionadas con el estrés, como la adrenalina. Las arterias no se ocluyen, sino que es el músculo cardíaco el que se resiente y debilita, hasta el punto de que el ventrículo izquierdo adquiere una forma cónica. Es cierto que el estrés es parte de nuestro día a día, pero conviene tener cuidado pues cuando este se cronifica, puede afectar gravemente a la salud física y mental de la persona, siendo especialmente perjudicial para el corazón. Se ha descubierto que este síndrome ocurre, en un 75% de los casos, después de sufrir un estrés intenso como un accidente de tráfico, una fuerte discusión o la muerte traumática de un ser querido, especialmente si es el caso de un hijo.
Se trata, pues, de una afección cardíaca causada por situaciones estresantes o emociones extremas, como puede ser también una época de estrés prolongado o un cambio drástico en la vida, como una ruptura amorosa. Incluso situaciones cotidianas pueden generar estrés.
Por ello, para que no afecte de forma negativa a nuestra salud, es importante aprender a manejarlo haciendo terapia, con el fin de aprender a gestionarlo, mejorando así el estado de ánimo. Como dijo Dickens: «El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas, pero algunas de ellas sería mejor no hacerlas vibrar».
*Psicólogo clínico
(www.carloshidalgo.es)