Opinión | LA RUEDA

En democracia

Querido/a lector/a, hablando de política en democracia, podemos decir que existen propuestas que no son únicas ni milagrosas, pero que ahora y aquí representan la estructura básica de lo que podríamos señalar como un camino de progreso. Digo de medidas que no caen en el poco fecundo populismo y que permiten avanzar y mantener la esperanza.

Me refiero a esa tríada de reformular la justicia social en la línea de no abandonar la consolidación y renovación del Estado de Bienestar y avanzar en medidas contra las crecientes desigualdades. Me refiero también, a mantener los valores clásicos de la sociedad europea contemporánea, pero, al tiempo, añadir nuevos en la línea de profundizar en las libertades individuales, el desarrollo sostenible… Y me refiero, finalmente, a cambiar el modo de entender la política y el reformismo como algo que vaya más allá de la gestión y se plantee combatir y ser alternativa a los aspectos del sistema que perpetúan injusticias, destrozan la vida del planeta y el bienestar de las personas.

Otra obligación

Bueno pues, parece ser que, ahora, tenemos una obligación nueva. Y es que, días después del aquelarre de la extrema derecha en Madrid, de los anarcocapitalistas, de los liberales libertarios contrarios al Estado la justicia social y lo publico, aparece uno de nuestros grandes de la Filosofía Política, Daniel Innerarity, y, con razón nos dice que por el bien de España, la democracia y la convivencia, los partidos y las personas sensatas deberíamos ayudar y convencer al PP, a la derecha clásica, a entender que se puede ser liberal conservador, pero no reaccionario.

El problema es que el PP no es una derecha clásica y, Feijóo no ha venido para solucionar los problemas de la ciudadanía, sino para conseguir el poder y, en ese terreno, entiende que vale todo.

Analista político